lunes, 27 de octubre de 2008

Completo Reportaje de Gabriela Vaz de Diario el Pais a Máximo Ravenna

-¿Tienen mucha deserción?

-Sí. Hay gente que viene a ver de qué se trata. Se dice a sí misma que no tiene tiempo, que es muy lejos, que es muy caro. Siempre alguna excusa hay. Y otra gente viene, baja de peso, se la cree y piensa que puede sola, que es sencillo. Sin darse cuenta que lo sencillo viene tras veinte años de quilombos, en los cada uno de nosotros pensó cómo hacerlo fácil.

-¿Adelgazar es una cuestión de voluntad?

-No. Yo tengo que tener la sensación de que me saqué de encima una mala relación vincular. Te peleaste con tu marido, te llevabas muy mal, te daba terror separarte, pero lo hiciste y ahora te sentís aliviada, te sentís libre y te sentís vos. Con la comida pasa igual. Estás aliviada. No hay voluntad. Sólo una decisión de adherir a un método. Así trabajo. Ves que la gente baja, vos estás bajando, y de golpe te distraés y decís "tengo mucho trabajo, no voy a venir", vas a fallar. Si tu historia es condenante hacia tu gordura, ¿por qué no terminás primero? "No tengo tiempo". Entonces la omnipotencia se lleva por delante todo.

-Una persona, en su casa, que cuente calorías y se compre productos light, ¿no puede bajar sola?

-No. Nadie puede por su cuenta. Si no hay algo colateral externo que te estructure algo diferente a lo que es tu propia relación hecha hacia adentro… Abrís la heladera diciendo voy a agarrar este yogur y de repente veo el dulce de batata, y sabiendo que estoy gordo lo agarro, me lo como y mañana veo. Salvo que uno esté muy decidido y haya entendido que es peligroso.

-El paciente está enfermo...

-Está curiosamente enfermo de todo. Tiene la cabeza taponeada emocionalmente por un cuerpo que le produce dolor. La gordura le trajo diabetes, hipertensión y apnea del sueño. Tiene problemas de ser discriminado porque no se puede ni mover, necesita sillas grandes, no hay asientos en los aviones... ¿Es una discriminación o es por algo que lo está invadiendo? Porque cuando un gordo dice "voy a formar una comisión antidiscriminatoria, queremos que todo el mundo sea gordo", ¿lo va a aceptar? No. El gordo quiere ser flaco. El frustrado es el que quiere una comisión de gordos para vivir siempre gordo rodeado de más gordos. Él mismo se discrimina a veces. No se quiere porque no es gordo por elección, lo es porque le gusta comer.

-¿No está de acuerdo con las cirugías, como el bypass y el cinturón?

-No estoy de acuerdo con el facilismo con que se lo indica por ignorancia supina de la mayoría de los médicos que lo hacen, por falta de dedicación a su trabajo. Es idéntico a lo que hacían los psiquíatras ortodoxos hace unos años con el electroshock: el paciente está loco, le damos un shock insulínico y a la mierda. Después venían los psicoterapeutas dinámicos y decían "pará un poco, tratalo, acompañalo, dale sesiones". La cirugía es el electroshock del gordo. La mayoría de la gente se saca el cinturón gástrico, porque es insoportable. Hay que ajustar y desajustar. El estómago se achica. Con el bypass, se corta. O sea que Dios hizo el estómago al cuete, ¿entendés?

-¿No hay casos en los que es la única alternativa?

-¡No! Yo he tenido gente de 300 kilos que bajó. Porque me dedico. Hay que saber cuál es el tratamiento que a uno le permite decir "no hay nada que hacer". Si el de 300 no me da bola, se va, vuelve, tiene una hipertensión, lo internan, bueno nene, operate. Jodete por no saber utilizar este método. No estoy en contra, pero no estoy a favor. Yo no lo indico, y no de caprichoso, sino porque pienso que hace mal. Cuatro de cada diez operados vuelven a engordar sin estómago. Eso ya es aberrante. Un 17% tiene trastornos neurológicos. Todos los días se muere uno en una sala de operaciones, que no se hubiera muerto por gordo. Y acá, en Sudamérica, no te lo cuentan. En Estados Unidos los médicos tienen la obligación de decírtelo. Vuelven a engordar porque aprenden a tomar alcohol, a tomar helados que pasan por el agujerito. (Diego) Maradona, por ejemplo, tomaba leche condensada con whisky. Hizo una pancreatitis porque no tenía el filtro del estómago y casi se muere. Se hizo alcohólico. Nunca había tomado alcohol pero encontró que no podía comer y entonces, loco como es, ¿qué hacía? Un gordo, que para mí es un adicto, no debe operarse porque va a descargar por otro lado. Es lo que está pasando. Se opera a cualquiera sin tener noción de cuál es su personalidad. Se le coarta una vía de escape, que no era buena pero se podía educar. Entonces el tipo se pone violento, se pone a fumar o a tomar. En Brasil, el alcoholismo en operados aumentó un 40%. Y ni siquiera les gusta, porque lo que deseaban era comer. En vez de hacerle un bypass mental le hacen uno físico en el único órgano sano de su cuerpo.

-Ha aumentado la obesidad en niños. ¿Es culpa de los padres?

-No. Los padres son víctimas de una sociedad y los hijos son víctimas de lo que hay. Sobre lo que uno va viendo puede educar, hacer una prevención primaria, paulatina, con los padres, con el colegio. Es más culpable el colegio, que está nueve horas con un chico sin darle una hora de las nueve para que salga a dar una vuelta manzana con la maestra a despejarse y salir del estrés del estudio. Aunque le des una tarta, el chico no ve la hora de irse, para pasar por un quiosco o llegar a la casa y devorar todo lo que hay. Quiere gratificarse con algo porque está harto de estar tanto encerrado sin moverse.

-La dieta uruguaya y argentina, ¿es de engorde?

-¡Sí! Todas las comidas son de engorde. Primero porque las porciones son enormes, mucho más en Uruguay que en Argentina. Uno acá va a La Pasiva y con un plato comen cuatro. Todo lo que se come acá es grande, rico y variado. Se come abundante en almuerzo y cena.

-Dos por tres salen nuevos consejos para adelgazar: comer despacio, comer seguido… ¿Cuánto sirve?

-Son pequeñas claves. Nada hará que uno deje de ser gordo. Si es gordo no debe darle la vuelta con esas pequeñas técnicas sino con cosas más drásticas. Comer despacio es mejor. Eso de comer cada dos horas ya no va más, es vivir pendiente de la comida. Lo normal es como te enseñó tu abuela: desayuno, almuerzo, merienda y cena. A veces incluso saltearse la merienda. Pero no programado, tan ordenado, tan prolijo. Porque le estás dando demasiada importancia al comer.

-¿Existe una obsesión hoy por estar flaco?

-Hay una obsesión que hoy se mira con otros ojos, porque esa gente tiene razón. Hoy se conocen todas las complicaciones de la gordura. Creo que ninguna obsesión es buena. Tiene que haber una cosa medida, equilibrada. El gordo tiene que buscar un método para bajar de peso sin obsesionarse con nada, simplemente decidiendo que está dispuesto a resignar algunas cosas en nombre de la salud y al placer que le produce un beneficio posterior que es estar sano, estético, cómodo y no excitado todo el tiempo con lo que está comiendo.

-¿Qué opina de Cuestión de Peso, el reality show donde gordos competían para adelgazar?

-Por quien lo conducía (la actriz Andrea Politti), me dio pena que él (Cormillot) hiciera una cosa así. A mí me habían ofrecido ese mismo programa un año antes. Insistieron e insistieron hasta que dije que no. Me tentaba un poco, pero sabía que iba a terminar siendo un show mediático. Fue desagradable. Se murieron dos pacientes al hilo, operándose. El final fue el colmo: a un paciente que había bajado ciento y pico de kilos igual se le regaló el tratamiento quirúrgico y murió en la operación. Y si me decías que era un payaso de décima el que lo hacía, pero ver a Cormillot en esa. La actriz Ana María Giunta le dijo "estás haciendo desastres, riéndote de los gordos". Él le contestó que no era su responsabilidad, sino del programa. Cosas absurdas. El programa tenía 4 puntos de rating. La gente se murió de risa de los gordos y se terminó. No son formas.


Fuente NOTA Y FOTOS: Diario El Paìs. Uruguay. Link: http://www.elpais.com.uy/Suple/DS/08/10/26/sds_377581.asp

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